El evangelio de la prosperidad: las indulgencias modernas

06/29/2019

Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré (Hebreos 13:6).

Prólogo

El desarrollo de este artículo ha sido para mí un proceso turbio y doloroso, y en lo personal me ha hecho mucho mal. Al exponer el evangelio de la prosperidad por lo que es, yo mismo tuve que exponerme primero a todas las enseñanzas de muchos predicadores que con cada palabra que decían me hundían más profundamente en la tristeza. 

Tuve que abrir mis oídos y escuchar con atención a todos aquellos de los que había aprendido a huir. Como uno que está enseñado a huir del fuego como algo peligroso y letal, pero que en un determinado momento debe ir y meterse voluntariamente en el medio de la fogata. 

De todos los temas que abordaré aquí, éste es el que más tiempo me tomó, pues cada vez que volvía a este tema, terminaba aturdido y se turbaba mi corazón por las mentiras que debía escuchar, para poder exponer, delante de mis lectores, el peligro de esta doctrina de demonios.

Lo que voy a desarrollar abajo es la historia y el avance gradual del evangelio de la prosperidad, desde sus comienzos hasta hoy. Citaré varios predicadores antiguos y modernos en sus enseñanzas respecto a la prosperidad, y puede ser que algunos lectores, al leer, se sientan indignados o enojados, pero lo que va a leer a continuación son cosas que se hacen hoy. Y toda la enseñanza denunciada en este capítulo se enseña hoy desde muchos de nuestros púlpitos, y la verdadera Iglesia de Jesucristo debe prestar atención y huir de cualquiera que venga predicando este mensaje.

Introducción

El evangelio de la prosperidad es el resultado lógico de toda la doctrina del dinero que se ha estado enseñando y que ha incrementado exponencialmente en nuestras iglesias, en las últimas décadas. Hay pastores y evangelistas hoy que incluso afirman que el dinero es el tema central de la Biblia. 

Cuántas veces he oído a pastores excusándose por el tenor de sus mensajes, tan cargados del dios Mamón, y tan carentes de Cristo, que al ser interpelados por otros creyentes, a modo de argumento, simplemente respondían que la Biblia "habla más del dinero que del infierno." Y aparentemente esa interpretación los autoriza a dedicarle al tema del dinero tanto de su tiempo, su mensaje y su ministerio. 

Así es como se genera una ampliación exuberante de aquello que sirvió en un principio como base doctrinal para la enseñanza moderna del diezmo (desarrollado en otros cuatro artículos, en esta misma sección). Al final del artículo anterior, dije que un error doctrinal que no es confrontado y corregido a tiempo, frecuentemente acaba convirtiéndose en la ruta más transitada por muchos neófitos que no distinguen entre su derecha y su izquierda. Y lamentablemente eso pasa más seguido de lo que muchos se imaginan.

La Biblia nos da una severa exhortación, que dice: 

¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré (Judas 1:11).

Ese ellos aquí se refiere a un grupo de gente, quienes habiendo formado parte del cuerpo de la Iglesia, y habiendo recibido la sana doctrina de la Palabra de Dios, y en algunos casos, habiendo incluso presenciado la gloria misma de Dios, decide actuar de manera diferente a todo lo que vio, oyó y palpó. 

En la parábola de los dos cimientos tenemos una ejemplificación gráfica de este tipo de gente: ellos se cuentan entre los discípulos del Señor, oyen las palabras del Maestro, disfrutan de su compañía y se maravillan de sus milagros; sin embargo, a la hora de edificar, lo hacen de cualquier manera, y lo hacen según sus propias ideas, ignorando voluntariamente lo que dice la Biblia (Mateo 7:24-27).

El pasaje de Judas 1:11 describe una misma raíz de pecado manifestada de formas distintas en tres individuos específicos a lo largo de la historia. En primer lugar, vemos el camino de Caín. El camino de Caín es el camino de la impertinencia de corazón y la falta de arrepentimiento. Caín fue un hombre que vivió en el mismo trasfondo familiar y cultural que Abel. Caín fue hijo de Adán, lo mismo que Abel. Caín fue enseñado a honrar a Dios, lo mismo que Abel. Sin embargo, teniendo toda la verdad delante de sus ojos, decidió manifestarse en contra de todo lo bueno, convirtiéndose en el autor del primer homicidio al matar a su hermano por envidia, pues él reconocía la maldad de su propio corazón, siendo esta contrastada por la piedad de su hermano Abel; y en vez de escoger el arrepentimiento, escogió erradicar la evidencia de su pecado (1 Juan 3:12). Si él pudiese, por un momento aunque sea, deshacerse de aquel cuyas acciones buenas evidenciaban y denunciaban la impureza de sus propias acciones, él se sentiría feliz. Y eso hizo. La misma actitud se manifestó a nivel masivo en la crucifixión de Cristo, cuando el hombre decidió borrar de la tierra a aquel que por medio de su obediencia, bondad y piedad evidenciaba y testificaba en contra del pecado del mundo (Juan 7:7).

Lo segundo que vemos es el error de Balaam, aquel que por una buena paga decidió traicionar al Dios debajo de cuyo nombre se amparaba, al llamarse a sí mismo profeta del Altísimo. Este hombre evidenció la misma actitud de Caín, pues teniendo acceso a Dios, y habiendo recibido la palabra de Dios, y habiendo experimentado a Dios en su vida personal, cuando la oferta de Satanás se le presenta con una valija llena de oro, elige eso y como consecuencia, muere entre los impíos (Números 31:8). Rápidamente intercambió la realeza de la presencia de Dios por los bienes materiales, sin importar cuántas veces él aparentó orar para consultar con el Señor, ya que al fin y al cabo, su decisión ya estaba tomada desde el principio, y Dios lo dejó librado a la impiedad de su propio corazón.

Lo tercero que vemos mencionado es la contradicción de Coré. La misma raíz que produjo el pecado de Caín y el error de Balaam, pero revelada ahora a nivel masivo. Pues Coré, habiendo visto cómo Moisés hablaba de parte de Dios, y cómo Dios hablaba con Moisés visible y personalmente, y cómo por medio de Moisés Dios había manifestado Su gloria a ojos del pueblo; así y todo, decide que él tenía mejores planes para el pueblo, y que él podría ser tan buen líder nacional como lo era Moisés. Así acarreó una gran multitud que pereció junto con él (Números 16:32).

Cuando la actitud impertinente de aquél que se sabe pecador y rehúsa arrepentirse crece al punto de estar dispuesto a trocar el don de Dios por dinero, el resultado es una nefasta masa de gente que comparte la misma irreverencia, que a una preferirán desafiar a Dios y a todo aquél que dé evidencia de ser un verdadero siervo de Cristo. 

Tristemente, el fruto es siempre el mismo: la destrucción de los rebeldes. Pues los rebeldes no quedan para siempre. Los engañadores no continúan para siempre. La mentira no triunfa para siempre. Sino que en cada ocasión, y en el tiempo de Dios, estos reciben su justa recompensa. Caín fue maldecido delante de Dios, maldiciendo así a su descendencia. Balaam pereció cuando el ataque arremetió contra el palacio del rey, quien le había prometido riquezas y honor. Coré y sus seguidores terminaron siendo tragados por la tierra en presencia de todo el pueblo. El camino de los impíos nunca prospera, y Dios siempre se encarga de llamar las cosas por su nombre (Salmo 1). Es por eso que la Palabra de Dios profiere lamentos sobre aquellos que han decidido transitar por el camino ancho, habiendo tenido todo el conocimiento de la verdad, diciendo ¡ay de ellos!

Sin embargo el peligro avanza. Pues lo que Judas llama "el error de Balaam," Pedro a su vez lo describe como un camino (2 Pedro 2:15). Es decir, aquello que al principio era simplemente un error de una persona, que eligió el pecado y las ganancias materiales, intercambiando la gloria de Dios por los placeres pasajeros, termina con el tiempo convirtiéndose en una senda que otros también transitan. Ya no es un error individual, sino que otros siguen las pisadas del primer rebelde. Y a medida que más y más gente elige transitar por ese camino, el camino se hace ruta. Así llegamos a la exhortación de Apocalipsis, donde Jesucristo, hablándole a su Iglesia la reprende diciéndole "que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam." (Apocalipsis 2:14)

Piense y medite, mi hermano, qué situación tan peligrosa que es esta: Aquello que comienza como un simple error de uno que decide tomar su propio camino -tal y como lo hizo Caín- si no se corrige a tiempo, termina conduciendo a multitudes de hombres y mujeres rebeldes, pecadores y carnales, que escogen continuar profundizándose en el error, y con el tiempo, el sendero más transitado se termina convirtiendo en doctrina --algo que se enseña en la Iglesia como mandato divino y como verdad bíblica, aunque desde sus mismos comienzos, haya sido todo un error, una herejía, una blasfemia al nombre de Cristo que debería haber sido confrontada en seco y eliminada el día mismo en que nació en el corazón del primer neófito. 

De esto exactamente hablamos, cuando nos referimos al "evangelio" de la prosperidad, que es una forma de doctrina hereje y nociva, que nació como fruto del error de un corazón carnal, y que rápidamente se esparció en medio del pueblo de Dios, cual fuego se esparce en un bosque, creando confusión, trayendo ataduras, y con el tiempo, destruyendo vidas, familias e iglesias enteras, tal y como la Biblia lo había prometido al advertirnos que "los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición." (1 Timoteo 6:9)

Trasfondo histórico

Al final de la Segunda Guerra Mundial, un nuevo tipo de evangelio surgió en los Estados Unidos, llamado el Evangelio de la Prosperidad (The Prosperity Gospel). Sería útil mencionar lo siguiente: si el evangelio que estoy predicando necesita una etiqueta especial para diferenciarlo del Evangelio de Jesucristo, lo que estoy predicando no puede ser el Evangelio, y es por tanto lo que la Biblia describe como otro evangelio, que está bajo maldición satánica, y que no es revelación de Dios. Cuando la iglesia de Galacia tambaleó en su fe, bajo el ataque de las falsas doctrinas, el apóstol Pablo les escribió:

Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo (Gálatas 1:6-10).

Aquí Pablo estaba diciendo que cualquiera que viniese predicando un evangelio que tuviese una etiqueta diferente a "Jesucristo" después del "de," no debe ser recibido por la Iglesia. El Evangelio de Jesucristo es lo único que predicamos, lo único de lo que nos aferramos, lo único por lo que vivimos, y lo único por lo que moriremos. Un evangelio de algo más no debería siquiera hallar cabida en nuestras mentes y corazones para empezar.

Si pudiésemos aplicar esta regla paulina a todo lo que escuchamos y recibimos, y si filtrásemos por medio de la Biblia todas las cosas que se predican hoy, deberíamos rechazar muchísimas modas doctrinales de estos días, que ofenden la santidad de Dios, porque simplemente no vienen de Su Palabra.

El Evangelio de la Prosperidad es un término general que abarca un número de ideologías populares entre los predicadores carismáticos de la tradición Evangélica Pentecostal moderna, que enseñan que la fe equivale a, o irremediablemente debería resultar en la bendición material, la salud y el éxito económico.

Los predicadores de este evangelio se caracterizan por el carisma, el show desmesurado en las plataformas, los trajes carísimos, autos de edición limitada, aviones privados, mansiones enormes, y en muchos casos, demandas legales. 

Estos predicadores presentan un modelo de evangelio muy diferente al que Jesús predicó cuando dijo que "es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que para un rico entrar al Reino de los cielos (Mateo 19:24)," y por medio de esta gente, muchos medios televisivos se han desvivido blasfemando el nombre de Cristo y reduciéndolo a nada, puesto que los predicadores más prominentes parecen ser totalmente ignorantes del Evangelio que dicen predicar.

El evangelio de la prosperidad nace de otra ideología que también apareció por primera vez en los Estados Unidos --durante el siglo XIX-- llamada Nuevo Pensamiento (New Thought), una filosofía de la Nueva Era que enseña que los pensamientos de la persona se materializan en las experiencias que vive a diario, y que la mentalidad correcta y los pensamientos positivos tienen efectos sanadores, y pueden traer la salud física, como también el éxito económico. 

Según la historiadora Kate Browler, el evangelio de la prosperidad nace de la intersección de tres ideologías diferentes: el Pentecostalismo, el Nuevo Pensamiento y el Evangelio Americano del Pragmatismo, el Individualismo y el Éxito Personal. [Kate Browler, Blessed: A History of the American Prosperity Gospel-Bendecidos: Historia del Evangelio de la Prosperidad Americano, New York: Oxford University Press, 2013.]

Ahora prestemos atención a los ingredientes del evangelio de la prosperidad, para poder entender mejor el plato: el Evangelio del Pragmatismo no es el Evangelio de Jesucristo, sino que solamente utiliza ciertos principios bíblicos y los aplica a modo de declaración positiva para declarar y reclamar ciertas bendiciones sobre la vida del creyente. La filosofía del Nuevo Pensamiento es una ideología budista, ya que fue Buda quien dijo: "Eres lo que piensas". Y el Pentecostalismo lamentablemente siempre está abierto a cosas nuevas y nunca parece estar conforme con el viejo Evangelio y el mensaje de Jesucristo crucificado, de modo que se torna en el vehículo eclesiástico perfecto para desparramar todo tipo de nuevas doctrinas, sin importar de dónde vengan. Y esto es lo que pasa hoy: se toma parte de la verdad de Cristo, se la mezcla con cosas que están fuera de las Escrituras, se pone todo en la licuadora, y se vende bajo el rótulo de "nueva revelación de Dios."

Rusell Conwell: el error de Balaam

Uno de los primeros predicadores del evangelio de la prosperidad fue Russell Conwell, que predicaba que la pobreza era el resultado del pecado y que cualquiera podría ser rico, teniendo la fe correcta, y que un cristiano pobre era una vergüenza al Evangelio y una ofensa a Dios, porque el cristiano es un hijo del rey y debe andar como tal. La evidencia de fe, según Conwell, no era que el cristiano se convirtiese en luz del mundo y sal de la tierra, sino que llevase una vida de príncipe, y que viviese forrado en dinero. En un sermón que Conwell predicó más de seis mil veces a lo largo del mundo, que luego se transcribiría en un libro llamado Acres of Diamonds (Acres de Diamantes) él dijo:

Yo digo que debes ser rico, que ser rico es tu deber. Muchos de mis hermanos piadosos me preguntan, '¿Y usted, un ministro cristiano, usa su tiempo para ir por todas partes del país aconsejando a la gente a enriquecerse y a poseer más dinero?' 'Sí, por supuesto que sí.' Y ellos me dicen '¡Qué horrendo! ¿Por qué no predicas el Evangelio en vez de predicar que el hombre debe tener riquezas?' 'Porque hacer riquezas honestamente es predicar el Evangelio. Por eso lo hago. Aquellos que se enriquecen son los más honestos que hallarás en la comunidad.'

Déjeme aclarar esto, el noventa y ocho por ciento de los ricos en los Estados Unidos son honestos. Es por eso que se enriquecen. Porque son confiables con el dinero. Y es por eso que ellos pueden conducir grandes empresas y encontrar una gran cantidad de gente que trabaje con ellos. Es porque son hombres honestos. Algunos me preguntan, '¿Y acaso usted no simpatiza con el pobre?' Y yo digo 'Por supuesto que sí, pero el número de pobres que realmente merece de nuestra simpatía es demasiado pequeño. Y simpatizar con ellos es simpatizar con personas a quienes Dios ha castigado por sus pecados. Simpatizar con una persona castigada por sus pecados, y por ende, ayudarlos mientras Dios los sigue castigando, es erróneo. Si bien debemos simpatizar con los que son verdaderamente pobres-es decir, aquellos que no pueden cuidar de sí mismos-debemos recordar que no hay una persona pobre en los Estados Unidos quien no se haya vuelto pobre por sus propias faltas, o por los pecados de otros. Sea como sea, ser pobre está mal, así que dejemos de hablar de esto, y pongámoslo a un lado ya.'" [Russell H. Conwell, Acres of Diamonds, New York: Harper Brothers, 1915, págs. 17-22.]

Cualquier cristiano comprometido con la Biblia es capaz de ver, a simple vista, cuan grande herejía este prominente pastor predicaba. Me hubiera gustado preguntarle a este pastor, qué opinaba él del viejo proverbio: "A Jehová presta el que da al pobre." (Proverbios 19:17) O del Salmo que dice "Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia." (Salmo 9:9) 

Salomón también escribió que "El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor; mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra." (Proverbios 14:31) También que "El rico y el pobre se encuentran; a ambos los hizo Jehová." (Proverbios 22:2) Y que "El hombre rico es sabio en su propia opinión; mas el pobre entendido lo escudriña." (Proverbios 28:11)

Si bien la Biblia habla, en varias instancias, de la pobreza como maldición y como castigo al perezoso y al pecador, no es doctrinal decir que el pobre necesariamente debe ser un pecador. Y si bien es bíblico que Dios en ciertas ocasiones bendice económicamente a ciertos siervos suyos, por motivos que son de Él, eso no significa que todos los cristianos deben ser ricos como Abraham o Job. Y Conwell parecía haber olvidado completamente todas las enseñanzas bíblicas en contra del amontonar riquezas.

 Ahora, yo entiendo que la mayoría de mis lectores podrá ver, sin demasiado escrutinio, el error letal que existía en la doctrina de Russell Conwell. Y yo entiendo que la mayoría de nuestras iglesias hoy rechazaría esta doctrina como diabólica. Sin embargo, déjeme recordarles lo siguiente: Este hombre se considera hoy como el padre del evangelio de la prosperidad. Significa que los que hoy predican el evangelio de la prosperidad, aunque no lo prediquen exactamente igual, están siguiendo en el error del hombre que predicó las mismas palabras arriba citadas, que la mayoría de nosotros no tendría problema en repudiar sin vacilación. Este hombre fue el primer Balaam, quien con su error comenzó a engañar a muchos en la mentira y el lazo de las riquezas. Y es por la aceptación de ese error y su aplicación constante, que este se ha vuelto doctrina hoy. Aquellos que predican el evangelio de la prosperidad, no siguen a Cristo, sino que son fieles imitadores de esa serpiente de Russell Conwell.

E. W. Kenyon: el camino de Balaam

El movimiento del Nuevo Pensamiento, que había surgido en la década del 1880, tuvo una gran influencia en este tipo de predicación sensorial y carismática. Es más, el padrino del evangelio de la prosperidad fue E. W. Kenyon, un ministro bautista que se volvió adepto al movimiento del Nuevo Pensamiento en el año 1890 cuando, durante una exposición de dicha filosofía en la Universidad de Emerson, se sintió indudablemente atraído a esta ideología, ya que encajaba tan bien con el "evangelio" que él ya había estado predicando por años.

Cabe pensar, no obstante, que si un verdadero siervo de Cristo tuviese que darse cuenta hoy, que el evangelio que ha estado predicando se alinea casi perfectamente con filosofías paganas, sin duda que se arrojaría al suelo sobre sus rodillas en abandono y arrepentimiento, y se pondría a estudiar la Palabra de Dios, reconociendo que indudablemente hay algo mal en lo que ha estado enseñando.

Esa sería la reacción de cualquier verdadero siervo de Dios, que teme al Señor y que anhela honrarle con su ministerio. Pero los seguidores de Balaam no hacen así. Los seguidores de Balaam tratan de torcerle el brazo a Dios. Los seguidores de Balaam piensan que su forma es la correcta. 

Así que Kenyon, al adherirse al movimiento del Nuevo Pensamiento comenzó a predicar más vehementemente que nunca, aquello que él creía ser la verdad, que era exactamente lo que Russell Conwell había pregonado ya miles de veces en todo el mundo: que el cristiano no puede ser pobre, y que debe reclamar las riquezas que Dios desea darle. Kenyon incluso predicaba que el sacrificio vicario de Cristo en la cruz le daba al cristiano el derecho legal a la salud física y a la prosperidad material, ya que según entendía él, la salud del cuerpo y la prosperidad económica eran la verdadera voluntad de Dios para el creyente siempre.

Kenyon enseñaba a la Iglesia a demandar la prosperidad económica. No era cuestión de orar, rogándole a Dios que, en su providencia, nos diera más bendición económica, sino que el creyente ya tenía el derecho legal a esa bendición, de modo que solo debía demandarla, y si tenía la fe correcta, la recibiría. Es decir, Dios ya no era el Soberano del universo en control de cada segundo de mi vida, sino que ahora Dios era mi siervo.

Kenyon escribió, el 18 de Mayo de 2015 lo siguiente:

Jamás estuvo en el plan de Dios que vivamos en pobreza. Dios hizo a Israel la cabeza de las naciones económicamente. Cuando entramos en convenio con Él, y aprendemos su forma de hacer las cosas, no podremos fallar. Los que fracasan, no son de Dios. [Extraído de la publicación en Facebook del 18/05/2015, de la cuenta oficial de E. W. Kenyon: https://www.facebook.com/E-W-Kenyon-156979781038413/?__tn__=%2Cd%2CP-R&eid=ARA7GR4ZFSWkRr0KwVKkbGLMGmHFwFQ6nchIM4mhylOSOAjtIJW_VJkkkCc3HrC-2oPD4hsJkdx8pkNzhttps://www.facebook.com/E-W-Kenyon-156979781038413/?__tn__=%2Cd%2CP-R&eid=ARA7GR4ZFSWkRr0KwVKkbGLMGmHFwFQ6nchIM4mhylOSOAjtIJW_VJkkkCc3HrC-2oPD4hsJkdx8pkNz]

Las cruzadas de sanidad que se volvieron tan populares hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, dieron pie a la propagación desmesurada del evangelio de la prosperidad, ya que este ofrecía precisamente lo que la gente quería oír. Nunca un carnal desechará la idea de un Dios que coloca el poder de la prosperidad y la salud en las manos mismas de la persona, y el predicador que traiga esas buenas noticias, diciendo haber encontrado el secreto a la bendición que la Iglesia y el mundo entero necesitan recibir, será exaltado como profeta, y será colocado sobre un pedestal por los miles que desearán que el profeta les vuelva a hablar las buenas noticias de que pueden ser ricos y sanos si tan solo lo demandan. Aquí se cumplieron las palabras de Pablo, cuando dijo que "vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias." (2 Timoteo 4:3)

Oral Roberts y los pactos de fe: la doctrina de Balaam

Oral Roberts fue un evangelista muy popular en su época, y su predicación fue crucial para el desarrollo de la doctrina de la prosperidad, ya que él trajo ingredientes frescos que ayudaron a formarla en lo que es hoy. Roberts comenzó a predicar en el año 1947, que para materializar la prosperidad, era necesario sembrar semillas de fe. Mientras que Conwell y Kenyon predicaban que el cristiano debía dar, y que debía declarar lo que deseaban recibir, y que si tenían la fe correcta, Dios se los daría, fue Roberts quien introdujo este nuevo componente a esta doctrina, las semillas de fe-principio conocido hoy como los pactos de fe.

Las semillas de fe eran, según enseñaba Roberts, ofrendas y donaciones hechas a su ministerio y a la causa de Dios. La idea era que cuando un cristiano sembraba semillas de fe, Dios le devolvería siete veces más el monto de cada donación. Es más, él ofrecía la garantía de que si alguien daba una donación-sembraba una semilla-que no producía el fruto esperado, él "le devolvería su dinero."

Ahora este hombre era muy sabio en su forma de predicar, pues sabía cómo presentar su oferta sin ser demandado legalmente por fraude e incumplimiento litúrgico. Imagínese el engorro si todos aquellos que, en la emoción de la campaña, habían dado ofrendas gordas, luego viniesen a reclamar su devolución. Por eso Roberts decía que cuando uno siembra una semilla de fe, está en las manos de Dios el decidir cuándo esa semilla dará el fruto deseado. Puede ser que Dios le haga retribución instantánea, o puede ser que usted siembre algo que dé fruto años después.

Oral Roberts daba testimonios de bendiciones que él había recibido muchos años después de haber sembrado, y que al recibir la bendición, Dios le revelaba que este era el fruto de tal o cual semilla sembrada hace 5, 10, o 15 años atrás-cosa que para ese entonces hasta el mismo predicador había olvidado. De esa manera, él animaba a la gente a dar, y a esperar en fe la justa retribución de parte de Dios, que cuando Dios lo quisiera, sin duda vendría.

Pensar que una de las doctrinas que Martín Lutero refutó durante la reforma del siglo XVI fue la doctrina de las indulgencias, cuando él desafió al Vaticano a presentar la más mínima evidencia bíblica de que la salvación de los muertos se pudiese comprar con donaciones hechas a la Iglesia. Pues bien, hoy la misma doctrina a regresado a golpear nuestras puertas, bajo el nombre de prosperidad y no solo que le hemos abierto las puertas, sino que le hemos puesto la alfombra roja y la hemos recibido con gozo.

Claro está que a diferencia de la Iglesia Católica de la Edad Moderna, estos predicadores no venden la salvación. No, eso es don de Dios. Pero sí venden el bienestar económico, la salud, el éxito matrimonial y los milagros. Pues todo eso, aparentemente, debe comprarse con dinero, como muestra de fe, y cuanto más dinero se ofrende, más bienestar le dará Dios a su pueblo, ¿verdad? Dios necesita ver la fe de la persona revelada en el tamaño de la ofrenda que da. 

Dejemos de lado que Dios sabe todas las cosas y que Él conoce el corazón de la persona (Juan 2:24-25) y que Jesús mismo puede ver la fe del corazón (Marcos 2:2-7). No, si usted tiene fe, poniendo estaba la gansa. El hecho de que tantos en la Iglesia crean esto, demuestra que muchos que se llaman cristianos ignoran la Biblia y no están interesados en el Dios de la Biblia.

Antes de pasar al próximo personaje que trataremos en este capítulo, déjeme recordarle algo: Fue Oral Roberts quien trajo la doctrina del diezmo obligatorio bajo la orden de Melquisedec, que enseña que la bendición abrahámica es para todo cristiano que se atreviese a diezmar en fe para recibir la bendición. Como verá, esta doctrina no estuvo siempre en la Iglesia, sino que fue introducida no hace mucho, por este hombre.

Robert Tilton: el abandono de las Escrituras se vuelve total

Cuando la moda del televangelismo comenzó en los sesentas, todos estos predicadores, deseosos de tener más alcance, comenzaron a predicar en la televisión. Hoy en día, en los canales de televisión cristiana se predica de manera casi exclusiva la prosperidad, o alguna de sus variaciones. Una de las actualizaciones más populares hoy del evangelio de la prosperidad fue un movimiento llamado Word of Faith--Palabra de Fe (de lo que hablaremos más adelante en otro artículo), que era el tema principal de la predicación del payaso eclesiástico Robert Tilton.

Robert Tilton era un showman increíble. Tenía la habilidad de distorsionar la palabra de Dios sin escrúpulos y reírse de la interpretación tradicional de las Escrituras. Lo peor es que miles lo seguían. 

En este video (min 4:40-5:20), Tilton despedaza una Biblia en el púlpito (literalmente arrancándole las hojas con "frenesí santo", profiriendo a gritos sus enseñanzas:https://www.youtube.com/watch?v=ctyIV--8XbM). Él hacía eso, refutando a aquellos que trataron de reprender su doctrina por medio de la Biblia. La mañana del Domingo 17 de Noviembre de 1991, Robert Tilton arrancó páginas de Gálatas 3 y Deuteronomio 28, mientras predicaba. Esto se puede ver en el video de dicho sermón. Cuando la iglesia se expresó recelosa por el hecho de que el pastor estaba destrozando una Biblia en la plataforma, él dijo: "Usted dirá: 'Oh, Bob, no deberías haber hecho eso, ese es un libro santo.' ¡No hay nada de santo en esas páginas, lo único santo aquí son los 7 dólares que gasté para comprarla!" Lo que resultó en los aplausos y las risas de aprobación de miles de espectadores, que lo seguían con pasión, donándole millones de dólares año a año.

El ministerio de Robert Tilton recibió 65 millones de dólares solo en el año 1991, según los registros financieros que salieron a la luz durante una investigación judicial que tomó lugar en 1992.

Robert Tilton prometía, durante su programa de televisión, cosas como: "Hay un auto cero kilómetro, esperando materializarse, para una persona que ha estado orando a Dios por un auto. Hermano, Dios te dice, que si llamas ahora mismo y siembras una semilla de fe de mil dólares, ese auto es tuyo." Lo lamentable es que la gente lo seguía, y el dinero seguía entrando. No obstante, cuando el escándalo vino sobre la Iglesia de Tilton, por causa del mal uso del dinero, las estafas, las mentiras, el abuso económico de las donaciones de los feligreses en vulnerable necesidad, la moral y la fe de la iglesia en general cayó.

El 14 de Abril de 1992, Bernard Shaw mostró videos de Robert Tilton pidiendo a los televidentes hacer un voto de U$S 1000 durante su programa PrimeNews en la CNN, donde se reportó que el predicador se encontraba bajo investigación criminal por la forma en la que manejaba el dinero del ministerio.

Bill Hardy, un hombre que sirvió en el ministerio de Tilton por dos años, en el área de telefonía, donde atendía los llamados de cristianos que en desesperación se comunicaban con el ministerio pidiendo oración, dijo lo siguiente: "Realmente pensé que iba a poder ayudar a la gente, y ministrarlos en su necesidad". Hardy mostró, en televisión, los libretos que el ministerio les hacía memorizar, para poder lograr votos de fe de la gente, de no menos de cien dólares. "Verdaderamente nos convertimos en el McDonald's del ministerio", dice Hardy, "estábamos vendiendo el ministerio por dinero". [ABC News PrimeTime Live, 21 de Noviembre, 1991] Robert Tilton dijo en uno de sus programas de televisión: "Cuando te miro, veo dinero".

Si bien Robert Tilton decía que el dinero no le entraba a él, sino que él recibía un salario normal, que el ministerio le daba, y una modesta parcela para vivir, la realidad era que la modesta parcela donde Titon vivía era una mansión tasada en millones de dólares, con piscina, múltiples jacuzzis, estacionamiento para su Mercedes Benz, etc. La propiedad se había comprado al contado y en efectivo, según fuentes oficiales. O quizá la modesta parcela se tratara de otra propiedad que Tilton tenía en Florida, donde guardaba su lancha de U$S 130,000. Sumando sus propiedades, las ganancias del ministerio y las cuentas bancarias a nombre de su ministerio --a las cuales él tenía acceso ilimitado-- Tilton tenía a su nombre más de sesenta millones de dólares.

Obviamente, si la Iglesia hubiese leído mejor la Biblia, se hubiera dado cuenta de que este hombre (como tantos otros) era un enviado de Satanás. En uno de sus sermones él dijo: "Dios bendijo a Abraham con plata y con oro, ¿usted quiere ser bendecido con plata y con oro?" a lo que la iglesia respondió con un AMÉN de los que hoy ya no se oyen en nuestros templos. Tilton continuó "si no te gusta la plata y el oro, estás el la iglesia equivocada, porque aquí AMAMOS LA PLATA Y EL ORO." A lo que la iglesia irrumpió en risas y aplausos. Me viene a la mente la advertencia de Pablo, que menciono más adelante, sobre el amor al dinero. ¿Y qué habrá pasado con todo lo que Jesús habló concerniente al dinero? Deberá ser revelación vieja ya, quizá Dios haya cambiado de opinión en estos últimos años. [Para los que hablan inglés, toda esta información está disponible en aquí: https://www.youtube.com/watch?v=N82YvHx9Cek]

La verdad es simple: lo que Tilton predicaba no era la Biblia.

Ciertos feligreses que renunciaron a su ministerio han hablado con los medios diciendo que Tilton tenía bibliotecas llenas de libros de autoayuda y de cómo ser rico, y que el Reverendo usaba citas de estos libros y las disfrazaba como Palabra de Dios, y predicaba sus sermones usando estos libros como si fueran la Biblia. Pero de nuevo, de haber la Iglesia leído la Biblia, probablemente no hubiese caído en este engaño que nos ha seguido por décadas ya. [Primetime, producción de ABC News]

En la actualidad: hasta los confines de la tierra

Luego de la caída de Tilton, el evangelio de la prosperidad continúa creciendo en todo el mundo. Los lugares donde esta forma de doctrina más cabida halló fueron África y Sudamérica. Sin embargo, el cuartel central de este evangelio, sigue siendo Estados Unidos.

Kenneth Copeland, pastor de la iglesia Eagle Mountain International Church, conocido hoy como el padrino del evangelio de la prosperidad --apodo que se le dio como alusión irónica a la película El Padrino ya que él parece ser el sucesor de Kenyon, el padrino original-- es un multimillonario que posee múltiples aviones privados (que él mismo pilotea), y su propio aeropuerto, en la puerta de su mansión. Copeland dice que "cuando uno está todo el tiempo predicando por todas partes del mundo, uno necesita un avión privado." (News 8 Report, Kenneth Copeland Exposed) Cuando la prensa lo interpeló con la pregunta de porqué necesitaba tantos aviones privados, se dio media vuelta y se fue, aunque minutos antes había dicho que él enseñaba la Biblia como estaba escrita, y vivía su vida como ejemplo para la Iglesia.

Paula White, pastora y "apóstola" de la iglesia Without Walls International Church, prominente predicadora de la prosperidad, el 23 de Agosto de 2015, en su sermón de la mañana enseñó a su iglesia, junto a su tercer marido, Jonathan Cain (Paula White se divorció ya dos veces), que las parejas cristianas deberían utilizar la pornografía para aprender nuevas formas para satisfacerse el uno al otro. Esta pastora es una de las figuras más renombradas en los círculos Evangélicos hoy en día, y es también la asesora espiritual del presidente estadounidense Donald Trump.

Jesse Duplantis, pastor de la iglesia Covenant Church, otro siervo de satanás en la predicación del evangelio de la prosperidad, vive en una mansión de 10.668 metros cuadrados tasada en 3 millones de dólares. Según Duplantis, al principio de su ministerio, Dios le prometió que Él le daría el avión privado que hoy tiene. Según su testimonio, cuando Duplantis vaciló ante tal promesa de Dios, no sabiendo cómo él sería capaz de pagar por algo así, Dios le dijo "no te pedí que pagues por ese avión, solo te pedí que creas."

Claro está, entonces, que el avión privado que hoy posee es el producto de su fe en Dios, y no de los millones de dólares que él convenció a la gente donarle, para poder materializar su sueño ambicioso de vivir como un rey. Cuando ciertos miembros de la iglesia Covenant Church fueron entrevistados acerca de todo este estilo de vida millonario del pastor, simplemente dijeron que no les molestaba, que ese era simplemente el evangelio de Cristo, que Duplantis le daba a la gente, y que Dios le estaba retribuyendo, que ellos seguirían ofrendando más y más, pues a ellos también les gustaría tener una gran mansión con avión privado. Como ve, el evangelio de la prosperidad funciona para el predicador. Todos le dan al pastor, y él se enriquece, y cuando todos ven que el pastor se enriquece piensan que esas riquezas vienen como don de Dios porque el pastor tuvo fe para sembrar, y eso los anima a seguir dando, para quizá, algún día, tener ellos lo mismo también. [Fox 8 New Orleans, Lee Zurik, Mayo 2010]

Joel Osteen, pastor de la Iglesia de Lakewood, se ha vuelto rico con los millones de dólares que su Iglesia ofrenda en respuesta a su mensaje y sus promesas de salud, bienestar y prosperidad, al mismo tiempo utilizando a la iglesia y la prensa para promocionar sus libros de autoayuda-en los cuales ni Dios, ni la cruz, ni Jesucristo, ni el Evangelio en general son mencionados jamás. CBS News, en el programa "60 minutes" invitó a Joel Osteen a una entrevista, donde le hicieron preguntas acerca de su libro Become a Better You-Conviértete en alguien mejor, en el cual este pastor detalla un listado de siete principios que, según él, mejorarán nuestras vidas, que entre otros incluyen: ser positivo contigo mismo, desarrollar mejores relaciones interpersonales y abrazar el lugar en donde estás.

El periodista mismo le preguntó a Osteen porqué no había ninguna referencia a Dios o a Jesús en su libro. La respuesta fue: "Este es mi mensaje. Hay mucha gente más capaz que yo para decir: 'Aquí hay un libro que te explicará las Escrituras.' Simplemente no creo que ese sea mi don." Según CBS News, Osteen predica su propia versión de lo que se conoce como el evangelio de la prosperidad: que Dios es un Dios amoroso y perdonador, que recompensará a los creyentes con salud, riquezas y felicidad. Según los reportes, por este libro Osteen recibió un anticipo de 13 millones de dólares. CBS News anota que sus libros son más autoayuda que religión.

En la red de noticias CNN, en el programa de televisión de Larry King, Osteen dijo: "Yo no vendré a ti con un punto de vista teológico, y creo que eso es, en parte, la razón de mi éxito, pues que no estoy tratando de explicar las Escrituras." Cuando Larry King nota que los fanáticos de Osteen no son todos cristianos, sino que muchos musulmanes y ateos también lo siguen, su explicación fue esta: "Creo que lo que les gusta es que si bien los principios que usamos vienen de la Biblia, pueden ayudar a cualquiera a alcanzar sus sueños, a perdonar, a tener una buena imagen personal. Yo no soy un pastor tradicional, ya que no enseño las Escrituras pasaje por pasaje, sino que lo que yo enseño es 'cómo vivir una vida excelente.'"

Creflo Dollar, pastor de la mega-iglesia World Changers Church, predica la prosperidad y el diezmo en todos sus mensajes. Uno de los miembros de su congregación es el (4 veces) campeón mundial de boxeo Evander Holyfield, quien ha diezmado a la Iglesia de Dollar un mínimo de 20 millones de dólares.

Creflo Dollar dice que Dios quiere que seamos prósperos en cada area de nuestra vida, para poder mostrarle al mundo que vale la pena servir a Dios. Dollar es una amante declarado del dinero y pastorea una congregación de miles de miembros que se deleitan en sus promesas de riqueza y bienestar. Durante sus servicios, Dollar invita a la iglesia a traer sus ofrendas, semillas de fe, diezmos y demás y dejarlos en el altar, creando así un colchón de dinero sobre la escalinata que asciende al púlpito. Más de una vez se lo ha visto danzando en éxtasis sobre los largos escalones donde miles de dólares yacen, esperando que los ujieres los colecten. Dollar posee dos Rolls-Royces, un avión privado, una casa en Atlanta tasada en 1 millón de dólares, y tenía otra casa en Demarest, New Jersey, tasada en 2.5 millones de dólares (según reportes del 2006), que luego vendió por 3.75 millones en el 2012.

El 24 de Noviembre del 2014, el avión privado de Dollar tuvo un accidente en la pista de aterrizaje del aeropuerto de Biggin Hill, Reino Unido. [Harro Ranter (24 de Noviembre, 2014). "ASN Aircraft accident Gulfstream Aerospace G-1159 Gulfstream III N103CD London-Biggin Hill Airport (BQH)."] Luego del accidente, con el fin de reemplazar su avión con uno nuevo, comenzó una campaña para recaudar fondos, donde él le pedía a la Iglesia 60 millones de dólares, para comprar un nuevo jet Gulfstream G650. Cuando la campaña comenzó, este avión era el jet más rápido del mundo. [Stringer, Sam (14 de Marzo de 2015). "Minister Creflo Dollar asks for $60 million in donations for a new jet." CNN.] Hace no mucho, este pastor fue arrestado por violencia familiar.

¿Por qué todo esto es relevante?

La información dada nos sirve para ver el perfil de vida de aquellos que son hoy considerados las más grandes autoridades en la mentira del evangelio de la prosperidad, y es relevante porque el fruto da testimonio del árbol (Mateo 7:16, 20). Aquellos que aceptan el evangelio de la prosperidad, se alinean con esta gente, y deberán luchar por excusar, de alguna manera, el tipo de ejemplo que las cabezas de este movimiento establecen como bíblico. Y si usted no está de acuerdo con el perfil de vida que esta gente ejemplifica, considere que ellos son el perfecto ejemplo de lo que el evangelio de la prosperidad pregona. Ellos no son excepciones, sino que son la norma de este movimiento.

Hay más aun, pues fueron estos prominentes pastores de la prosperidad, que el 31 de Octubre del 2017 declararon, en conferencia abierta con católicos y ortodoxos, que la Protesta había terminado, y que no había más necesidad de separación entre católicos y evangélicos, anunciando así la muerte del Protestantismo y llamando a la Iglesia Protestante a volver a adherirse al Vaticano. Alarmante, ¿no le parece? Esto debería darnos irrefutables indicios de la gravedad del error en el que esta gente vive, y cuán engañados están. La verdadera Iglesia de Cristo huye de estos embajadores del infierno, tan rápido como nuestras piernas nos lleven.

La Biblia ya nos ha advertido de estos personajes, cuando dice:

Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado. (Isaías 56:10-11)

Y al final, ¿qué dice la Biblia?

El peligro de la doctrina de la prosperidad es tan grande como el peligro de cualquier doctrina falsa: desdibuja al Dios de la Biblia y presenta un mensaje diferente al de las Escrituras, alejando al pueblo del Evangelio de Cristo y distrayendo a la Iglesia en cosas triviales. Olvidando el mensaje de la cruz, la Iglesia termina enredada en doctrinas de demonios, que traen condenación y perdición eterna, olvidando al Señor que nos compró a precio de sangre, y pensando que Dios es un banco con el que podemos negociar y hacer pactos de dinero para nuestro propio beneficio (1 Corintios 6:20).

Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. (1 Timoteo 6:8)

Esto es lo que la Biblia realmente dice. Ahora piense: ¿Cuántos en la Iglesia se conforman con tener sustento y abrigo? Porque parece que hoy todos queremos más. Queremos crecer. Queremos desarrollo personal. Queremos bendición. Como si la bendición más sublime que podamos recibir de Dios fuera la plata.

Pero esto no es cosa nueva. Y es por eso que el apóstol Pablo tuvo que escribirle muy explícitamente a Timoteo acerca de los peligros del dinero, enseñándole a conformarse con tener comida sobre la mesa y ropa que ponerse. Y si la enseñanza de Pablo respecto al dinero hubiese finalizado aquí, esta frase ya sería más que suficiente para derribar por completo la doctrina de la prosperidad y desarraigarla desde sus mismos cimientos. Mas como si esta amonestación no fuese suficiente, Pablo continúa explicando porqué dijo lo que dijo, y amonesta al joven Timoteo diciendo: 

Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. (1 Timoteo 6:9-10)

El amor del dinero no es una opción entre los redimidos. Aquellos que han sido regenerados por el poder del Espíritu Santo no pueden amar el dinero, la razón es simple: nosotros amamos a Cristo con amor no dividido.

Una vez más, si esto fuese todo lo que la Biblia hubiese dicho sobre este tema, ya tendríamos suficiente evidencia Bíblica para destruir, abolir y olvidar para siempre la doctrina de la prosperidad, quemándola completamente y reduciéndola a cenizas para toda la eternidad y mil más. Sin embargo, como si esto _todavía_ no fuese suficiente, Pablo continúa diciendo:

Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén (1 Timoteo 6:11-16).

Hermano, no hemos sido llamados a amontonar riquezas, sino a echar mano de la vida eterna, peleando una batalla de fe que implica huir de todas estas tentaciones que son trampas satánicas para robarnos de nuestro preciado galardón, que es Cristo. No podemos pretender amontonar bienes y retener a Cristo al mismo tiempo. Debemos soltar al uno por el otro.

Pero de nuevo, la amonestación paulina aun no termina. Pues él ahora torna su atención a aquellos verdaderos hermanos en la fe, a quienes en Su providencia y soberanía absoluta, Dios ha decidido bendecir con bienes materiales, y les dice así: 

A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna. (1 Timoteo 6:17-19).

Pablo reconoce que es posible que Dios llame para sí gente que posea muchos bienes materiales, quienes al ser regenerados por la gracia de Dios, sus mentes son renovadas y no miran a las riquezas como antes, sino que reciben de Dios la mentalidad que Jesús exigió del joven rico: 

Vende todo lo que tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos, y luego ven y sígueme. (Marcos 10:21; Lucas 18:22)

Por eso Pablo los amonesta a ellos también, enseñándoles a no confiar en las riquezas, y a no ponerlas más como la prioridad de sus vidas, sino a ver la bendición material de Dios como dádiva divina, y no como algo a qué aferrarse, y que "hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir."

Por duro que esto parezca, un verdadero cristiano rico no vivirá como rico, sino que pondrá todos sus bienes en las manos de Dios, y aprenderá a depender de Dios como todos los demás, en vez de tirarse el dinero encima y vivir una vida de lujo. Si no lo hace así, el rico puede estar en la Iglesia, pero no hay evidencia de que esté en Cristo.

Conclusión

¿Por qué la doctrina de la prosperidad se ha tornado tan popular, siendo que es tan contraria a la Biblia? La respuesta es simple y dolorosa: Es porque el evangelio de la prosperidad apela a los deseos carnales más básicos y primitivos del ser humano: el dinero, la salud y el desarrollo personal.

La doctrina de la prosperidad es una violación directa al primer mandamiento de Dios: "No tendrás Dioses ajenos delante de mí" (Exodo 20:3; Deuteronomio 5:7; 6:14). La doctrina de la prosperidad es idolatría pura (Colosenses 3:5), y Jesucristo se manifestó directamente en contra, cuando dijo: 

Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. (Mateo 6:24)


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