El Avivamiento (PARTE 2), Dios limpia a su pueblo y trae bendición

10/25/2019

INTRODUCCIÓN

Hace un tiempo comencé un estudio acerca de lo que la Biblia enseña acerca del avivamiento, y de cómo Dios produjo lo que posiblemente haya sido el mayor avivamiento del Antiguo Testamento en los días de Josías (que personalmente creo yo ser uno de los avivamientos más poderosos de la historia).

En la primera parte del estudio, publicado aquí: https://www.guidohlizzi.com/l/el-avivamiento-parte-1-una-vuelta-a-la-sola-scriptural/ vimos como Dios utilizó Su Palabra, y nada más que la Palabra escrita, para mover el corazón de cada uno de aquellos que estuvo presente en el hallazgo del rollo de la ley de YHVH, perdido en alguna parte del templo de Jerusalén, ya por muchos años cerrado, venido abajo y resquebrajado.

Vimos cómo por medio de la revelación escrita de las Escrituras, los corazones de estos hombres son movidos hacia Dios, y ellos traen el rollo y lo leen delante del rey, quien a diferencia de su abuelo Manasés -que cuando oyó las palabras de la profecía del rollo escrito por Baruc, por orden de Jeremías, destrozó el rollo y lo quemó delante de toda la corte- Josías se rasga sus propios vestidos, y manda a consultar a Dios por su vida y por su pueblo, pues se da cuenta de que habían pecado tremendamente, tanto ellos como sus antepasados.

Vimos también cómo, a diferencia de la época del rey Manasés, en el que un buen número de profetas de Dios profetizaban advirtiéndole al rey y al pueblo acerca de su mal proceder, Josías fue movido a piedad solamente por las Escrituras, y no por palabras proféticas, cuando los reyes anteriores, con la palabra profética y todo, habían despreciado al mensaje y perseguido a los mensajeros.

AVIVAMIENTO: EL REVIVIR DE ALGO MUERTO

Ahora bien, cuando hablamos de avivamiento tenemos que partir por una premisa inevitable, que es la siguiente: si vamos a hablar de avivamiento, es porque algo está inevitablemente muerto.

Yo sé que esto está claro en la consciencia de muchos de mis lectores, pero este es un aspecto que no podemos ignorar. Si la Iglesia está dándose cuenta de que hace falta un avivamiento de parte de Dios, entonces hay que hablar del elefante en la sala, que es este: si pedimos ser avivados (revividos) es porque estamos muriendo.

El fuego en la parrilla no se "aviva" si está ardiendo bien, sino solo cuando empieza a apagarse. De la misma manera, ningún ser racional intentaría hacerle resucitación cardiopulmonar a una persona que está caminando en la calle normalmente. Imagine eso, por un momento: usted está caminando por la calle, y viene una persona, le emboca un buen "beso," y comienza a hacerle "respiración boca a boca," allí mismo, en plena calle, mientras usted está en la cola del colectivo. ¿Qué pensaría usted de ese individuo? ¿Qué está loco? ¿Que es un acosador? Pues bien, ¿por qué pensaría eso? Pues porque nadie intenta resucitación boca a boca en alguien que no lo necesita.

Del mismo modo, ningún doctor intentaría desfibrilar a una persona, a no ser que la misma esté dando señales de un paro cardíaco. Nuevamente, imaginémonos esta situación: Resulta que usted está afuera de la verdulería, mirando las ofertas del día, y al lado suyo se detiene una ambulancia del SAME. Se baja un paramédico y, desfibrilador en mano, lo conecta a la unidad de la ambulancia. Lo agarran a usted entre tres, y fuertemente lo acuestan sobre la vereda; escucha al paramédico decir: "¡Todos fuera!", y ahí mismo nomás, le enchufan un buen chokus electron,sin ninguna razón aparente. ¿Qué pensaría de este doctor? ¿Que está fuera de quicio? ¿Lo demandaría legalmente? ¡Pues claro que sí! ¿Quién intentaría ejecutar una desfibrilación sobre una persona que está lo más bien en la calle?

De modo que, a todos nos es bien conocido el concepto de que nada puede ser avivado, a no ser que algo se esté apagando. Nadie puede ser revivido, a no ser que esté casi muerto. Nadie puede resucitar, si primero no muere.
Si hablamos de la iglesia, significa que si estamos orando por un avivamiento, es porque hemos entendido que la mejor descripción de nuestro estado actual es la sentencia de Cristo a la iglesia de Sardis: "Tienes reputación de que vives, pero estás muerto." Por lo que luego dice, "consolida las cosas que estaban a punto de morir..." (Apocalipsis 3:1-6) Es decir: si necesitas consolidar -revivir, avivar, levantar nuevamente- cosas en ti... es porque evidentemente están por morir.

Y continuando con el tema del primer estudio (adjunto en el enlace arriba), es interesante ver cómo el Señor le dice a la iglesia de Sardis que debía buscar este avivamiento: "Recuerda lo que has recibido y has oído, y guárdalo, y arrepiéntete." Fíjese que el Señor no le manda a la iglesia a buscar cosas frescas, o a consultar profecías nuevas, ni revelaciones misteriosas, sino simplemente: Recuerda las cosas que ya oíste y recibiste. Recuerda aquel antiguo mensaje por el cual una vez creíste. Recuerdaaquella antigua historia que debería ser el epicentro de toda tu existencia. Recuerda el Evangelio de Jesucristo, del cual Pablo escribe: "Porque primeramente os entregué lo que también recibí: Que CRISTO murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que fue resucitado al tercer día, conforme a las Escrituras..." (1 Corintios 15:3-4) Recuerda la ley de Cristo... y obedécela... y arrepiéntete por todo este tiempo que has estado andaNdo en tus propios caminos.

Fíjese qué simple que es el comienzo de un avivamiento: primero, volver a lo antiguo -a la revelación escrita, a lo que todos sabemos, a lo que está fácilmente al alcance de nuestra mano. No hay nada nuevo en el avivamiento. No se necesita ningún misterio celestial, otro que aquel que fue revelado en Jesucristo. No se necesita nada más fresco, pues el Evangelio no tiene fecha de vencimiento.

Así que recuerda. Recuerda aquello que, por causa de miles de cosas que has recibido últimamente, y que han desplazado a la verdad de su lugar, estás olvidando. Recuerda lo que ya has recibido... Y segundo: obedécelo.

La diferencia entre el estado de avivamiento y el estado de muerte espiritual en la iglesia no está en el conocimiento doctrinal (aunque esto juega un rol), sino en la obediencia al conocimiento que todos recibimos ya.

Finalmente, si te tomas el tiempo de recordar, y si te comprometes a obedecer, tu corazón será quebrantado en arrepentimiento ante Dios... y ese es el comienzo del avivamiento, pues bienaventurados son los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos... y bienaventurados son los que lloran, porque ellos serán consolados.

EL COMIENZO DE UN AVIVAMIENTO: JOSÍAS LIMPIA LA NACIÓN

Volviendo a la historia en la cual hemos basado este estudio, decimos que la evidencia bíblica nos hace ver que el arrepentimiento de Josías fue genuino y no meramente nominal, pues una seguidilla de reformas siguió a ese celo inicial por la Palabra de Dios que había comenzado el día que hallaron el rollo de la Ley y lo leyeron en su presencia.
En primer lugar, la Biblia nos cuenta que Josías hace la Ley de Dios pública. No bastaba con que el cambio afectase solamente al rey y a su familia, no bastaba con que el arrepentimiento estuviese confinado a la corte, sino que el verdadero celo por la palabra de Dios, que había comenzado en el corazón de Josías, se manifiesta en que, como líder político de la nación, él debía lograr que el pueblo lo siguiera en obediencia a Dios.

De modo que en 2 Reyes 23 vemos que Josías aplica ciertas políticas que garantizan la restauración del servicio a Dios en el reino de Judá. En primer lugar, Josías lee la Ley a oídos de todo el pueblo. La Biblia dice que "el rey mandó a reunir con él a todos los ancianos de Judá y Jerusalén. Y el rey subió a la Casa de YHVH, y cada hombre de Judá y todos los habitantes de Jerusalén iban con él, así como los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor. Entonces él leyó a oído de ellos todas las palabras del rollo del pacto que había sido hallado en la Casa de YHVH" (2 Reyes 23:1-2).
Quiero que entendamos algo, y es lo siguiente: tal como dijimos en la primera parte de este estudio, todo avivamiento es una obra milagrosa de Dios. El hombre no puede generar el avivamiento, pues es Dios quien revive lo que está muriendo. Y si bien hay un factor humano en esta obra, es Dios quien mueve al ser humano a actuar de una cierta manera, y a buscar ciertas cosas.

En esta historia Dios movió al rey a ordenar la reparación del templo, y así guió a la gente a cargo de ese trabajo a encontrar el rollo de la Ley que había estado perdido por décadas, y así utilizó Sus Palabras para quebrantar el corazón del rey, e impulsarlo al arrepentimiento. De modo que sin el soberano y poderoso obrar de Dios, ningún avivamiento será suscitado jamás. Sin embargo, estas cosas que Dios impulsa al hombre a hacer son necesarias para el mover de Dios que vendrá en respuesta al accionar que Él mismo produce en la gente.

¿Por qué digo esto? Pues porque estas cosas que estamos viendo ahora, si bien Dios las generó en el corazón del rey, para guiar a Su pueblo al arrepentimiento y a la restauración, eran necesarias para que Dios hiciese lo que se había propuesto hacer.

Ahora lo primero que sucede, como hemos visto ya, es que el rey restaura el pacto con Dios, oficializando la Ley de Moisés. Todo el pueblo, desde el mayor hasta el menor, sin importar la escala social, debían estar presentes y escuchar la Ley de Dios, porque esa sería la medida por la cual el pueblo habría de vivir a partir de ese momento.
Lo segundo que sucede es que el rey lleva al pueblo entero a establecer un pacto con Dios, pues leemos que "el rey se puso de pie junto a la columna e hizo pacto delante de YHVH de andar en pos de YHVH, y guardar sus mandamientos, testimonios y estatutos con todo el corazón y con toda el alma, y cumplir las palabras del pacto escritas en ese rollo. Y todo el pueblo confirmó el pacto" (2 Reyes 23:3).

Lo tercero que podemos observar, es una purificación del lugar de adoración: toda la inmundicia que había sido introducida en la Casa de Dios a lo largo de décadas de idolatría, sodomía, brujería y depravación, debía ser eliminada del pueblo. El rey ordena quitar todo lo que estaba en la Casa de YHVH que no pertenecía a ese lugar. El pueblo quita todas las imágenes del templo, quita los utensilios fabricados para la adoración ancestral y la idolatría, remueven todo lo que profanaba la Casa del Señor, y lo queman afuera de la ciudad. Esa inmundicia debía ser removida no solamente de la Casa, sino también del pueblo.

Si bien el arrepentimiento es el principio del avivamiento, y la vuelta a las Escrituras es la reacción lógica a este arrepentimiento, todo esto debe desembocar irremediablemente en una limpieza absoluta de todo lo que hay en nuestras vidas que no corresponde al mover de Dios, y que profanan Su santidad.

El arrepentimiento y la vuelta a las Escrituras sin duda produce un retorno a la santidad. Y si eso no sucede, significa que los otros dos aspectos no sucedieron todavía.

El cuarto aspecto que vemos es que hay una limpieza general a nivel moral y religioso. El rey destituye a los sacerdotes de Baal y de Asera. El rey derriba las casas de los sodomitas dedicados a la prostitución que estaban en la Casa de YHVH, donde las mujeres tejían para la Asera. El rey declara inmundos todos los lugares de adoración astral, y de idolatría. Y a todos los sacerdotes del Señor que antes habían participado en la idolatría, quemando incienso en los lugares altos, se les prohíbe tomar parte en el servicio a YHVH que sería reinaugurado a partir de ese momento.

El quinto movimiento que vemos en 2 Reyes 23 es que el rey hace una gira por todo el reino haciendo trizas las imágenes de Asera, destruyendo los lugares de adoración a Baal... limpiando la nación de la idolatría.Dios le da a este rey la fuerza y la entereza para generar una reforma moral y de culto absoluta, a diferencia de otros reyes piadosos antes de él, que si bien habían hecho lo recto delante del Señor, también habían permitido que el pueblo siguiese adorando en los lugares altos.
La Biblia dice que "Josías también quitó todos los santuarios de los lugares altos que había en las ciudades de Samaria, que habían hecho los reyes de Israel para provocar a ira, e hizo con ellos conforme a toda la obra que había hecho en Bet-El. Y allí, sobre sus mismos altares, degolló a todos los sacerdotes de los lugares altos, y quemó sobre ellos huesos humanos; y regresó a Jerusalén... Josías también eliminó a los médium y a los espiritistas, a los terafines, y todos los ídolos abominables, y todos los ídolos detestables que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley escritas en el rollo que el sacerdote Hilcías había hallado en la Casa de YHVH." (2 Reyes 23:19-20)

Hermano mío, quiero decirte que el verdadero avivamiento tiene marcas claras. El avivamiento no necesariamente se trata de nuevas manifestaciones espirituales, como las que hemos visto en distintas ocasiones en nuestra nación, sino que el avivamiento verdadero tiene secuelas mortales para el pecado y para todo lo que ofende la santidad de Dios.

Desde ese abrupto retorno a la Palabra de Dios, y ese consecuente deseo de santidad que ardió en el corazón de Josías, a la limpieza general de todo aquello que, en su reino, ofendía la Ley de Dios... Todo esto fue la previa de lo que fue el mayor avivamiento de la historia de Israel.

Así que no podemos hablar de avivamiento, a no ser que primero se apodere de nosotros un celo fervoroso por la Palabra de Dios, que nos lleve a tomar medidas drásticas en la forma en la que vemos la vida, y en la forma que vemos nuestra relación con Dios y con el pecado.

DIOS PRODUCE ARREPENTIMIENTO NACIONAL

Ahora, ya habíamos visto, en el estudio anterior, que cuando el rey oye las palabras del rollo de la Ley, él queda tan compungido delante de Dios por las atrocidades que el pueblo había estado cometiendo por más de cincuenta años ya -durante todo el reinado de Manasés y el corto reinado de su hijo Amón- que Josías automáticamente va a consultar con una profetisa acerca del destino de la nación, pues realmente grande era el pecado de Judá y de Jerusalén. Y la profetisa le habla al rey, en nombre del SEÑOR, y le dice: "Yo traigo la desgracia a este lugar, y sobre sus habitantes, como dicen las palabras del rollo que ha leído el rey de Judá, por cuanto me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses para provocarme a ira con toda la obra de sus manos; así pues, mi ira se ha encendido contra este lugar y no podrá ser apagada. Pero al rey de Judá, que os ha enviado a consultar a YHVH, le diréis: Así dice YHVH Elohim de Israel: Las palabras que has oído se cumplirán, pero ya que tu corazón se ha conmovido y humillado delante de YHVH al escuchar lo que he dicho contra este lugar y contra sus habitantes, pues llegarían a ser desolación y maldición, y rasgaste tus vestidos y lloraste delante de mí, también Yo he escuchado, dice YHVH. Por tanto, he aquí Yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz y tus ojos no verán todo el mal que Yo traigo sobre este lugar" (2 Reyes 22:15-20).

Hay ciertas cosas en esta palabra profética que podemos observar con claridad: en primer lugar, todo el pecado que Judá y Jerusalén habían cometido durante tantos años, sin arrepentirse, sin considerar las obras de Dios, sin poner atención a la Ley de Dios, y rechazando violentamente todas las amonestaciones divinas (2 Reyes 21) tendrían su castigo. Dios no perdonaría al pueblo. La maldición estaba pronunciada, y no había nada que pudiese cambiar eso.

Sin embargo, en respuesta al arrepentimiento que había comenzado en el corazón del rey Josías, Dios le concede a él la vida de su pueblo, durante toda la vida del rey. Es decir, Dios perdonaría a la generación del rey Josías, por causa de su obediencia.

Ahora bien, para que esta promesa de perdón pudiese cumplirse, el pueblo debía seguir al rey en este arrepentimiento y en este cambio de dirección. De modo que, por la obediencia de un dirigente político Dios produce el mismo deseo de arrepentimiento en todo el pueblo, de modo que todos desean volver a Dios, siguiendo el ejemplo del rey. Dios no solamente obra un milagro en el corazón del rey Josías, sino que obra lo mismo en todo Su pueblo. Pues de otro modo, el perdón no sería posible. Dios perdona cuando hay arrepentimiento. Y si Dios le había prometido a Josías perdonar a esa generación (pues el castigo no viene en los días de Josías), Dios debía producir arrepentimiento en esa generación.

EL ARREPENTIMIENTO EN ACCIÓN PRODUJO AVIVAMIENTO

La Biblia dice que luego de esa limpieza atroz que Josías trajo a toda su tierra, en la que la Casa de YHVH fue limpiada, los sodomitas fueron expulsados, los lugares altos derribados, los santuarios defenestrados, y los sacerdotes paganos degollados... Luego de todo eso, el mover de Dios podía comenzar.

Dios no habría de moverse bendiciendo al pueblo, sin primero mover a Su pueblo a volver a Él de todo corazón. Y fue así que, luego de toda esta travesía de purificación que el rey efectúa en respuesta a haber oído la Ley de Dios, "el rey ordenó a todo el pueblo, diciendo: Celebrad la pascua para YHVH vuestro Elohim, según lo escrito en este rollo del pacto. Una pascua semejante no había sido celebrada desde los días de los jueces que juzgaron a Israel, ni en todos los días de los reyes de Israel y de los reyes de Judá." (2 Reyes 23:21-22)

Una vez que el pueblo se había arrepentido de corazón, y que había procedido a eliminar la mundanalidad, el pecado, y todo lo profano de su medio, el rey dice: "vamos a hacer culto al Señor... según lo que está escrito en este rollo." Es decir: no iban a inventar cosas nuevas, no iban a traer influencias externas, no iban a "adaptar ni modernizar" nada de lo ya estaba escrito... sino que "según lo que está escrito en este rollo," y sin desviarse de la Palabra escrita, ellos celebrarían la pascua de YHVH. Y pensar que hoy parecemos estar en un constante proceso de "modernización" de la adoración... Vea cuán contradictorio eso es al avivamiento que tanto deseamos.

El resultado fue memorable. Tan memorable que el escritor del libro tiene que ir a los libros históricos, a los recuentos, a los registros religiosos, a ver si en alguna parte de la historia de la nación se había visto algo así. Y él tiene que concluir: Desde la época de los jueces... desde antes que hubiese reyes en Israel... jamás hubo una pascua como esa. Y no solo eso, sino que también aclara, acerca del rey Josías: "No hubo ningún rey como él antes de él, que se convirtiera a YHVH con todo su corazón, con toda su alma y con toda su fuerza, conforme a toda la ley de Moisés, ni tampoco se levantó otro igual después de él." (2 Reyes 23:25)

CONCLUSIÓN

Debemos ver algo más, antes de cerrar este estudio: la Biblia dice que a pesar de todo lo que Josías hizo de bueno, "con todo, YHVH no desistió del ardor de su gran ira, pues su ira se había encendido contra Judá, a causa de las provocaciones con que Manasés lo había provocado" (2 Reyes 23:26).

Es decir, el gran pecado de la corrupción de un mal gobernante, que había llevado a toda la nación a la iniquidad, la había condenado delante de Dios, y el ardor de Su ira no sería aplacado por la piedad de Josías, pues el alma que pecare, esa morirá, y la nación que pecare contra Dios, no quedará sin castigo.

No obstante, a pesar de no haber cambiado la sentencia divina sobre la nación, por su arrepentimiento y su obediencia, Josías logró salvar a toda una generación del castigo que había sido pronunciado contra Jerusalén y el reino de Judá.

Ahora, en nuestros tiempos se habla mucho de avivamiento, y cada vez que se habla de avivamiento, se lo hace en torno a una idea de ruido, de salto, de grandes celebraciones espirituales, de reuniones multitudinarias, de gente cayéndose al piso... pues en algún momento estas cosas pasaron en nuestra nación -y fueron abusadas por la iglesia- en un ámbito de mover espiritual.
Sin embargo, el avivamiento presentado en la Biblia es muy diferente al que muchos cristianos se imaginan hoy, y viene de una manera diferente: viene de Dios, es suscitado por Dios, y es para la gloria de Dios... y cuando viene, lo primero que hace es traer quebrantamiento de corazón por el pecado, y un arrepentimiento genuino en el pueblo de Dios que produce una limpieza integral de la persona, volviéndolo a un celo implacable por la Palabra de Dios, por obedecer a Dios de todo corazón, y este celo es tan contagioso que arrastra a otros a hacer lo mismo.

El avivamiento bíblico no solamente que trae bendición, gozo, renuevo espiritual, renuevo moral, renuevo en la devoción hacia Dios, y vuelve a la Iglesia a un estado de primer amor con Cristo, sino que también logra salvar generaciones enteras del juicio divino, haciéndolas copartícipes de la bendición.

Quiera Dios hacer lo mismo en nuestros días... quiera Dios levantar a los Josías de nuestra época, que sirvan como canales de un verdadero avivamiento en nuestro tiempo, para la gloria de Cristo Jesús.

Create your website for free! This website was made with Webnode. Create your own for free today! Get started