La regeneración: un cambio de voluntad

06/26/2019

Un tema fundamental en la vida de la Iglesia, del que poco se habla en nuestros tiempos, es el tema de la regeneración.

Por la falta de énfasis en esta doctrina tan básica, de la cual comienza la vida cristiana, y por la falta de entendimiento de la obra de Dios en el ser humano, transformándolo de un pecador enemigo suyo, a un hijo amado del cielo, es que muchas jaquecas comienzan, al tener que explicar el hecho de que tantos profesen fe, sin jamás ser transformados en su interior. 

Y las polémicas comienzan: ¿Son salvos? ¿Es que una persona puede ser salva, y nunca haber cambiado su manera de vivir? ¿Hay "grados" de salvación? ¿O será que no todos los que profesan ser salvos lo son realmente?

En "El Evangelio Olvidado" se aborda el tema de la regeneración, a la luz de la Biblia, utilizando la enseñanza tanto de los profetas del Antiguo Pacto, como las enseñanzas del Nuevo Testamento. A continuación, un fragmento de la sección: "La Regeneración:"

"Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Ezequiel 36:25-27)."

El Señor promete que a todo aquel a quien Él regenera, Él lo hará caminar en Sus caminos. Y Dios no es hombre para que mienta. No existe la posibilidad de que uno regenerado por Dios, redimido por Cristo y sellado por el Espíritu Santo, se extravíe y jamás vuelva al camino.

Nuestro Redentor jamás falla en consumar la salvación en todo aquel que es regenerado por el Padre. Si Jesús pudiese pagar el precio por nuestros pecados pero no pudiese mantenernos salvos, entonces Él habría fallado en Su obra como Salvador. Mas eso no es lo que la Biblia enseña, ya que los que hemos sido llamados por Dios, somos también "santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo;" y Jesucristo efectivamente "puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos."

(El Evangelio Olvidado, CAPÍTULO SEIS: Un cambio de corazón y de voluntad).

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